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miércoles, 16 de junio de 2010

Ascenso a 1ª.



El pasado domingo 13 de junio volvimos a tocar el cielo, ¿qué coño tocamos?, subimos, cogimos un pedazo y nos lo bajamos al Ciudad de Valencia para que disfrutase del ascenso a primera. Porque el Levante, el club de los desheredados, el de los barrios marineros, el olvidado, el equipo pobre de la ciudad, volvía a primera. Y esta vez lo hacíamos en casa, en nuestro campo, con nuestro gato y nuestra palmera, con nuestro gol Orriols, con nuestra gente. Y lo hicimos en el año del centenario, cuando nadie daba un duro por nosotros, cuando se suponía que nuestro objetivo era mantener la categoría, pero como dice M. A. Vara, los genes que conforman el ADN de los levantinistas son revolucionarios e indómitos, porque nos hemos curtido en el yunque de la adversidad, porque nosotros más que nadie sabemos lo que es sufrir. Hemos vuelto a primera y no se el tiempo que estaremos en la máxima categoría, pero el ascenso de 2010 ya es eterno.
Amunt granotes, amunt Llevant.

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